El día que Picasso se robó la Mona Lisa
Era la mañana del 22 de agosto de 1911 y, como cada día, las puertas del Louvre se abrieron a los visitantes. Cientos de personas, como las que llegaban cada día a conocer en primera persona las obras de los grandes maestros de todas las épocas. Y, por esta misma razón, no demoraron mucho en notar la ausencia de la que era, quizás, la anfitriona más importante del lugar. La pared del Salón Carré contra la que se exhibía la célebre Mona Lisa de DaVinci se encontraba vacía. Ya el día anterior los vigilantes del museo habían notado que la pintura no se encontraba en su lugar, pero era costumbre de los curadores del museo trasladar de lugar alguna obra sin dar previo aviso a cada funcionario, por lo que el hecho fue ignorado por ellos, claro, hasta que los dedos comenzarían a apuntar aquella pared y las voces a sentenciar el hecho, la Gioconda ha desaparecido. El rumor salió del museo y para la tarde de ese mismo día todo París buscaba la pintura extraviada. Sería el diario Le