MiracleMan (1982) de Alan Moore y la increíble historia de los derechos sobre el personaje
Decir que el mundo del cómic mainstream norteamericano es ingrato con sus mejores autores es ser generosamente permisivo. Las anécdotas de las sucias corporaciones jugándole chueco a quienes convirtieron este humilde entretenimiento en la industria multimillonaria que es hoy por hoy pululan por doquier. Conocido es el caso del contrato que firmó Alan Moore con la DC en 1985 sobre los derechos de WATCHMEN , los cuales, según el acuerdo suscrito, habrían de volver a su poder al cabo de un año después de que la obra dejara de ser impresa. Sin embargo hoy, a ya casi 40 años de dicho convenio legal, Watchmen sigue teniendo reimpresiones prácticamente trimestrales, habiendo generado millones para DC y un amargo perjuicio para su ya amargo autor. Y no es el único caso donde el druida barbón británico se ha topado de lleno con la creativa visión que la industria del entretenimiento tiene sobre materia de propiedad intelectual. Años antes se había visto envuelto en otro entuerto legal a la ba