The Man of Steel #1 (1986) por John Byrne

¡Arriba en el cielo! ¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es SUPERMAN! 

La pasada semana cumplió 66 años el legendario escritor e ilustrador de cómics John Byrne, autor que ha firmado algunas de las más relevantes obras de Marvel y DCCómics de los últimos 40 años y, consecuente a ello, ocupa también un importante lugar en la historia del cómic. Lugar que probablemente ha sido eclipsado por sus contemporáneos (Moore, Morrison, Miller, Gaiman, Milligan y algunos más), cuyos trabajos marcarían hitos tan grandes que no cuestiono por qué es difícil destacar entre ellos.

Coincidentemente, el último tiempo he estado visitando y re-visitando algunos de sus trabajos, tales como Fantastic Four, She Hulk y Superman, este último con especial cariño, ya que logré con mucha dedicación (y algo de obsesiva compulsión) juntar cada número publicado por la noventera editorial Perfil de Argentina que, aunque no alcanzara a cubrir la etapa completa del autor canadiense, si lograría publicar una importante fracción de la misma.


En el caso de los 4 Fantásticos y She-Hulk fue una tarea mucho más fácil, ya que Panini Cómics se ha encargado de poner a disposición de las y los lectores tomos omnibus que recopilan todos los números de Byrne para cada serie respectivamente, siendo un tomo en el caso de She-Hulk y dos en el caso de los 4 Fantásticos.

Pero lo que hoy nos congrega es Superman y, específicamente, la miniserie con la que Byrne llega a DC, planteando así una revisita al origen del hombre de acero en una cabecera homónima, MAN OF STEEL. Sería con este título que Byrne pasaría a tomar las riendas del mundo de Superman una vez concluida la Crisis en Tierras Infinitas y tomando el testigo del cierre que Alan Moore diera al Superman clásico.

Hablando de la Crisis en Tierras Infinitas, es necesario un breve contexto histórico que nos ayude a situar el génesis que da origen a este nuevo testamento. En primer lugar, para 1985 DC se encontraba celebrando nada más que su 50 aniversario, importantísimo. En segundo lugar, desde el momento que se les ocurrió plantear la existencia de diferentes tierras, dimensiones y universos, las diferentes encarnaciones e iteraciones de los personajes crearían una convulsionada y confusa continuidad, dando como resultado que se volviese una difícil tarea el ponerse al corriente si querías comenzar a leer los cómics. Aprovechando el aniversario, la idea fue eliminar por completo todas las tierras del multiverso, dejando así una sóla tierra donde (en teoría) sería más fácil seguir las historias de los personajes.

Cosa que funcionó.

Por un rato.

Hasta que un par de años más tarde el concepto de los multiversos sería reincoroporado en la continuidad.

Curiosamente, el caso de Byrne guarda muchas similitudes con el de su máximo ídolo y referente, Jack Kirby, quien poco más de una década antes había, también, dejado Marvel para recalar en la DC (la Distinguida Competencia), donde también comenzaría escribiendo y dibujando un clásico título del hombre de acero, "Superman's Pal Jimmy Olsen". Si bien no se trataba de la revista principal del personaje, le permitiría la suficiente libertad para introducir en ella los conceptos que darían forma posteriormente a la que sí sería su gran obra para DC, El Cuarto Mundo, proyecto donde daría a luz a los personajes conocidos como los Nuevos Dioses y que pasarían, pese a su incomprendidos comienzos, a formar parte y piedra angular del universo DC en las décadas futuras.

Siguiendo los pasos de su predecesor, Byrne entraría en cambio por la puerta grande, como un autor superestrella en el ocaso de la década de los ochenta. Su primer objetivo era volver a contanos la historia de Superman, ya que, por aquél entonces, DC buscaba simplificar su extenso, extenso universo de personajes para acercarlo a nuevas audiencias. El autor se haría cargo de reinterpretar para el nuevo milenio la historia de Superman, al año y a propósito de su rotundo éxito, veríamos obras con el mismo oficio revisionista de mano de titanes de la industria de la talla de George Pérez (Wonder Woman) y Frank Miller (Batman) cerrando así el ciclo de un origen moderno para la trinidad principal de los super héroes de DC.


El primer número de la serie cuenta de dos partes, en la primera somos testigos de los últimos momentos del planeta Krypton. Jor-El ha sacado a su primogénito Kal-El de la cámara de incubación, puesto que conoce el fatal destino que le espera a su mundo. Pese a las protestas e inseguridades de su mujer, Lara, la convence de que el único y mejor destino que pueden ofrecer a su hijo no es otro más que enviarlo en una nave al planeta tierra y que, ya que este orbita una estrella amarilla, las células kryptonianas de Kal operarían como baterías solares que le darían sus tan características habilidades sobrehumanas.

Respecto de esta interpretación que Byrne nos ofrece una muestra del oficio del autor de vieja escuela, consiguiendo levantar una gran cantidad de elementos del Lore de Krypton en más o menos una decena de páginas. A través de estas pocas viñetas logramos entrever la decadencia de la sociedad kryptoniana, convertida en una ascéptica y deshumanizada colonia de individuos que eran, sin embargo, capaces de sobreestimarse en demasía aún frente al juicio final.

Por otro lado, nos muestra también como Jor-El lograría, no sólo ser el único con una mirada lo suficientemente amplia como para ver que todo se iría al carajo, sino que, además, también para hacer una (más o menos adecuada) crítica a su mundo y las razones que los llevaron a ese destino fatal.

Otra de las cosas que deja entrever Byrne es cómo los kryptonianos han renunciado a su sexualidad, manifiesto esto en el horror que Lara demuestra al ver a un ser humano semi-desnudo, así como al hecho de que los niños kryptonianos llevaban siglos siendo gestados fuera del vientre de sus madres, siendo el retiro anticipado de su hijo por Jor-El el primero en mucho, mucho tiempo.

La segunda mitad del capítulo nos muestra a Clark Kent, ahora todo un jóven próximo a dejar la escuela secundaria, que demuestra aptitudes fabulosas en el futbol americano. Es una caracterización que contrasta con la idea que uno suele tener de Clark Kent, pero para allá va la cosa. 

Una de las ideas que alguna vez escuché (Creo que fue a Morrison) es que probablemente todos en Smallville saben (o al menos infieren) que Clark Kent es Superman. El pueblo es muy chico y el secreto es muy grande para que no sea así, sólo que, al igual que fuenteovejuna, existe un acuerdo tácito irrompible sobre guardar el secreto y hacerse los desentendidos, incluso con el propio Clark y sus padres adoptivos.

Y hablando de padres adoptivos, a quien no le hace mucha gracia ver a su hijo triunfando en logros deportivos es a Jonathan Kent, quien le señala que es deshonesto de su parte el usar sus habilidades sobrehumanas para obtener ventaja y logros deportivos. Es en esa conversación que decide contar a su hijo la verdad sobre su origen, que una fría noche hacía ya 18 años él y su mujer encontraron su nave y, tras largos meses de aislamiento en su granja debido al crudo invierno, lo hicieron pasar como su hijo, pero que conforme pasaban los años el pequeño Clark demostraba cada vez más y más habilidades que sorprendían a sus comprensivos padres, dejando entrever, por cierto, un destino que nuestro querido Clark no tardaría en asumir. 

Tan pronto esta revelación concluye, Clark decide que es tiempo de salir de casa e ir a emplear sus habilidades en favor de la humanidad, queriendo en principio hacerlo desde el anonimato. Cosa que, por cierto, le resulta por un tiempo, dando lugar a leyendas urbanas y artículos de periódico que Ma' Kent colecciona en un álbum.

Sin embargo es en un accidente aéreo que, sin tiempo para poder ocultarse, es visto rescatando a la tripulación de un fatídico destino, razón por la que huye asustado al ver cómo todas las personas se abalanzaban sobre él como si de la segunda venida de Cristo se tratase. Esto lo lleva de vuelta a Smallville, a contarle a sus padres (ahora más viejitos) que no sabe qué hacer.

Resuelven entre los tres el crear así un alter-ego, Clark Kent podría vivir oculto tras un poco de peinado a la gominola, una postura encorvada y unos lentes, mientras que Superman existiría como una personalidad separada de éste, con un brillante traje de colores rojo y azul, listo para salvar el día sin comprometer su vida como civil.

Personalmente soy fan de la postura de Grant Morrison respecto de que el traje de Superman (o al menos su capa, según sea el caso) no es, sino, un traje de origen Kryptoniano (Que lo hemos visto en All Star Superman y en su etapa de Action Comics). Acá se nos plantea que el traje es un diseño de Clark y Jonathan, siendo confeccionado por Martha en su humilde living. Siento que desprovee de cierta solemnidad tanto al Símbolo de la S (que en otras interpretaciones es un escudo de la familia EL), como al propio traje, pero para gustos los colores.

El número cierra con una gran Splash Page que nos muestra, ahora sí, a Superman en gloria y majestad vestido con su icónico traje, listo para vivir las aventuras que le depara esta nueva etapa.

La serie The Man of Steel consta de 6 números que no me gustaría arruinar al lector, ya que cada uno de ellos tiene una pequeña historia que conecta con su predecesor y que a la vez plantea nuevos puntos a explorar en la siguiente entrega, permitiendo ver claramente el altísimo nivel de oficio, amor y dedicación que Byrne entregaría al que, sin dudar, debió haber visto como la que sería la gran obra de su vida. 

No quiero despedirme sin recomendar a todos y todas que le den una oportunidad, no sólo a la miniserie Man of Steel, sino que a toda la etapa a cargo de John Byrne (y, por qué no, a toda la continuidad de Superman de la segunda mitad de los 80's y la década de los 90's) se llegaron a publicar 5 o 6 revistas mensuales del personaje, trabajando storylines muy extensas que han calado hondo en el inconsciente colectivo (como la Muerte de Superman o el Reino de los Super-hombres), pero puedo asegurarles que se trata de la mejor etapa editorial del personaje, con grandes autores como el propio Byrne, Ordway, Jurgens, Wolfman (entre otros) que dedicaron más de diez años a construir un legado imperecedero fruto del amor por el personaje más grande de la ficción.

(Aunque mi etapa favorita de Superman sigue siendo la de Peter Tomasi del periodo 2016-2018).

¡Nos leemos pronto!


Comentarios

  1. 10/10 el blog, Me llama la atención el estilo De dibujo que se ven en las portadas, se ven atractivas jugando con Los contrastes y colores, Le daré Una oportunidad a esta miniserie del Legendario "Hombre de Acero" 😁

    ResponderBorrar

Publicar un comentario