Dotto! Koni-Chan: transmitiendo desde la globalización a la localización en la cultura de masas
Dos de las series que marcaron mi infancia creciendo entre finales de los años 90 y principios de los 2000 fueron 31 Minutos y Diego & Glot . En ese tiempo no lo habría sobreanalizado tanto, pero hoy por hoy entiendo que lo que me producía fascinación era que se trataba de productos audiovisuales de producción nacional donde podía sentirme genuinamente representado (siendo, por cierto, la representación en los medios una de las principales peleas que se dan hoy en día). Por aquél entonces ponía pocos peros a la hora de consumir los monos de la tele, en todo caso. Pasaron por mi retina de forma indistinguible todo tipo de producciones, sin embargo, había en las anteriormente mencionadas ese algo especial que las hacía más importantes, que me hacía tenerles más cariño, qué se yo, whatever. El tema es que todo lo demás se veía lejano, po'. Hey Arnold , por ejemplo, era una serie más entretenida que la cresta, pero seguía siendo sobre un cabro que vivía en el Bronx, en una casa de