Mi corazón se quedó en Skyrim

Skyrim es para mí ese juego que, sin importar los años que han pasado, me sigue pareciendo fascinante. Aunque suene como a un lugar común, siempre me sorprende con algo por descubrir pese a las más de 500 horas que ya llevo entre mis partidas de PS3 y Nintendo Switch.
Y no puedo hablar de sucesivas revisitas al juego, ya que en todo este tiempo nunca lo he dejado de jugar. Siempre estoy volviendo, buscando cosas nuevas por hacer, resolviendo tramas que no había seguido o volviendo a las favoritas de siempre (Hermandad Oscura, Gremio de ladrones).


Piraak hi Dovahzul?

La primera vez que jugué Skyrim fue hace unos 5 o 6 años. Había comprado una PS3 de segunda mano y sabía que ese sería uno de mis Must have para dicha consola. ¿Por qué? Curiosamente no había visto gameplays ni nada por el estilo. A mí Skyrim llegó de rebote, por conversaciones entre amigos donde se mencionaba y era recomendado.
También de segunda mano conseguiría una copia de la Legendary Edition. Esa noche comencé a jugar y no dormí. de verdad, no dormí. Me sentí tan, pero tan sorprendido que perdí la noción del tiempo. Y es algo que no me ha vuelto a ocurrir desde entonces con ningún juego.
Pasé largas, largas horas pegado a mi PS3 explorando el mundo, conociendo a los personajes, descubriendo las historias. Skyrim se convirtió en mi juego favorito, lugar que ocupa felizmente hasta el día de hoy.

Para quienes no lo conocen aún, este videojuego publicado el año 2011 por el estudio Bethesda es la 5ta entrega en la saga de The Elder Scrolls, una saga cuyo mundo y trasfondo es tan inmenso como la mejor saga literaria de fantasía épica que puedas imaginar. Del mismo modo, bebe de los clásicos juegos de rol y el género de Sword and Sorcery.
La historia es sencilla, partimos el juego siendo un prisionero, descubierto cruzando la frontera de la región de Skyrim de forma irregular durante un periodo de crisis por la guerra civil. 
Es luego de ser apresado por soldados del imperio (una de las facciones en disputa) que se nos lleva al fronterizo pueblito de Helgen para ser rápidamente ejecutados sin mediar juicio por nuestro supuesto crimen.
Pero justo cuando el verdugo va a darnos el saludo del machete, llega para nuestra salvación un dragón que hace arder el pueblo hasta los cimientos. Es en este momento que se nos ofrece la opción de huir del sitio junto a uno de los soldados imperiales que estaban por hacernos un bypass cervical o con uno de los revolucionarios capas de la tormenta (la otra facción en este entuerto) que estaban por ser ejecutados junto a nosotros.
Luego de completar este escape y hacer un par de encargos para el Jarl (algo así como un gobernador territorial) de la ciudad de Carrera Blanca, nos vemos, ahora sí, con todo el mundo a nuestra disposición para ser explorado a nuestras anchas.
Pienso acá que uno, sino el más grande de los valores de este juego, es justamente la libertad que te brinda luego de esta breve introducción. No hay ningún apuro ni razón por la cual obstinarse en completar la historia principal del juego. La posibilidad de ir y conocer el enorme (enorme) GIGANTESCO mundo de Skyrim, ignorando, parcialmente o por completo, el apremio de detener el alzamiento de Alduin y los dragones.

La principal mecánica de Skyrim es el combate, sin desmedro de otras cuantas (como la alquimia para fabricar pociones o herrería para forjar armas y armaduras). De una u otra forma, todo confluye en el combate contra monstruos, dragones o NPCs. Hay quienes consideran que al cabo de un rato esta se vuelve aburrida y monótona. No obstante, la innovación de la misma viene en la forma de qué tipo de especialización decides tomar. Si mi primper instinto es el de tomar una espada, un escudo e ir de frente a pelear, conforme avanza mi dominio sobre el juego fui mutando a un combate más estratégico, favoreciendo el sigilo y la distancia con letales flechas envenenadas.
Una vez que esto me aburrió, probé la magia de destrucción y cuando esta se volvió repetitiva, fue momento de intentar la conjuración, logrando invocar daedras, familiares y armas conjuradas que lucharan por mí.
A lo que voy con esto es que la innovativa puede agregarla uno mismo ya sea cambiando su modo de juego o usando algunas de las centenas de objetos con efectos únicos como las botas de caminar sobre el agua o la cota de ébano que envenena a los enemigos cercanos mientras peleas.

Me he referido poco al lore, y es que en cada partida encarnarás al DRAGONBORN, DOVAHKIIN o Sangre de Dragon, un héroe legendario llamado a acabar con el azote de los dragones que han resurgido para dar fin al mundo. En este contexto sortearás contacto con diversas entidades sobrenaturales conocidas como príncipes daedra, deidades que te encomendarán misiones y brindarán objetos únicos con encantamientos especiales.
Del mismo modo, el Dragonborn tiene, al igual que los dragones, la facultad de usar el poder de la voz por medio de palabras en Dovahzul, el idioma de los Dovah (dragones en su propia lengua). Y esto es fascinante porque el idioma de los Dovah puede ser traducido y utilizado, en la mejor tradición del Sindarin o el Klingon.

A todo lo anterior, el juego está plagado de libros, diarios, documentos que puedes tomar y leer y cada uno es un texto completo y coherente que te revela diferentes dimensiones del mundo, lo cual es algo que se ha vuelto una marca registrada de la saga (recordemos que se trata de la quinta entrega), pero del mismo modo me sorprendió desde el primer momento (estoy seguro que todavía no he encontrado todos los libros que puedes encontrar a lo ancho y largo del juego, además de que compré la reciente expansión que agrega los contenidos de la edición aniversario al juego base en Switch, lo cual multiplica estas opciones que ya traía consigo, agregando más objetos, más misiones, más lugares y personajes).

Como dije anteriormente, Skyrim es y probablemente sea por mucho tiempo mi juego favorito de la vida. Es un lugar en el que no me canso de perderme y un mundo del que no puedo aburrirme de aprender. Cada vez que vuelvo a entrar, ya sea para empezar desde cero y encontrar nuevas rutas y eventos o para retomar alguna de mis partidas avanzadas, sigo sintiendo las ganas de descubrir todo lo que el mundo todavía tiene para ofrecereme. Y siento que seguiré volviendo porque, en muchas formas, mi corazón se quedó en Skyrim.

Pruzah wundunne.






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