Los Cuatro Fantásticos (1961) de Stan Lee y Jack Kirby

 Behold, true believers! 


Una cosa que me gusta de los cómics es que llegué tarde a la fiesta. 

Sipo, porque empecé a leer cómics por ahí como a los 12 o 13 años, sin embargo el medio no me esperó, por lo que, al menos en términos de superhéroes, ya llevaba consigo unos considerables 70 años de historia previos a mi llegada, permitiéndome no sólo disfrutar de las nuevas publicaciones cada mes, sino, además, conocer clásicos atemporales al unísono.

Grandes, grandes historias pasaron por las páginas de las originalmente humildes revistas de superhéroes (que cada día están más caras, por dios). Épocas comenzaron y vieron su ocaso, mientras los siempre vigilantes tuvieron que saber adaptarse al correr de los tiempos.

Una de las primeras revoluciones que mantendría vivo el género haciendo un RCP a las revistas vino de la mano de Stan Lee y Jack Kirby, quienes fundarían las bases de un universo inmenso en las páginas de una humilde revista titulada The Fantastic Four, sobre cuyo título se leía la no menos humilde leyenda de "¡El mejor cómic del mundo!".

La chispa estaba, de hace rato, pero no fue hasta que Lee y Kirby propusieron su fórmula patentada de combustible en los 60's que todo se encendería y las historias comenzarían a surgir y a poblar los mundos de la fantasía. Y lo que pasa con los 4F es que no sólo es la revista que da el pistoletazo de partida a todas las revistas de la Marvel que vendrían más tarde, sino, además, la piedra angular donde la mayoría de los conceptos más importantes de la casa de las ideas serían vistos por primera vez.

¿La armada Skrull? Los 4F. ¿Los Inhumanos? Los 4F. ¿Wakanda y Black Panther? Los 4F ¿Doom y Latveria? Los 4F. ¿Uatu, Galactus, Silver Surfer, Anihilus y la Zona negativa? Ya entienden a qué me refiero.

Hubo un tiempo en que Los 4F eran sinónimo de vanguardia y eso podía verse tanto en el tono de sus historias como en los fascinantes diseños inspirados en los movimientos artísticos de la época y el arte precolombino con los que Jack Kirby sorprendía número a número. Por favor, lector, échale una mirada al Fantastic Four #52 y dime si no es fascinante la forma en que Kirby se imagina Wakanda (pensando en lo genérica de representación en la contraparte cinematográfica u en obras más contemporáneas).

Ahora, si comparamos al Kirby del primer número de los 4F y al Kirby que deja la serie, podemos ver el crecimiento de un artista que supo moldear una voz propia, un estilo único y una narrativa visual que, dadas las condiciones del método Marvel, debía ser lo suficientemente clara como para funcionar sin diálogos previos.

Igual, reconozco que en la nueva película próxima a estrenarse han sabido capturar este oficio retrofuturista que impregnó las páginas de Kirby en los primeros 10 años de la serie. 

Lee y Kirby permanecieron un centenar de números a cargo de la revista. Bajándose Kirby alrededor del número 102 para ser reemplazado brevemente por John Romita (padre) y luego de forma regular por el gran John Buscema y a su vez Lee, tras un breve periodo a cargo de Archie Goodwin, cedería el testigo a su protegido, Roy Thomas, quien se haría cargo de los guiones de la revista durante una buena cantidad de números.

¿Dónde has escuchado esos nombres? Exacto, se trata de la clásica dupla de autores de Conan el Bárbaro en los años 70's (Pese a que la serie comenzaría siendo dibujada por  un muy joven Barry Windsor Smith). Tanto de Thomas como de Buscema sólo puedo decir que valoro una enorme cantidad su trabajo en Conan y son fiel reflejo del avance que el medio llegaría a tener para la década de los 70s. Para ese momento, pienso, incluso Lee se habría dado cuenta de que sus ideas pecaban ya de sentirse acartonadas e inocentonas. Roy Thomas en cambio, ferviente fan de estas mismas historias, traía consigo ideas lo suficientemente rupturistas para sentirlas renovantes, pero no tanto como para llegar a mancillar el legado.

La mesa estaba servida para dar pie a una nueva etapa de gloria... Que revisaremos en una próxima ocasión. ¡Excelsior!

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