CLASSLESS, apostillas a un cómic sin clase
Corría el año 2022 y yo me encontraba trabajando como profesor de Artes Visuales en un colegio y trabajando como ilustrador en un libro llamado "Popoy: un día de jardín", que se había ganado un fondo del consejo de las Artes. Al terminar ese libro caí en la cuenta de que llevaba alrededor de 4 años sin publicar algo propio.
La última obra que había hecho fue un libro llamado "La historia del arte que no te contaron" en 2018, libro que era una colección de anécdotas (subjetivamente) curiosas (e inconexas) de la historia del arte. Si bien el libro se vendió y hasta formó parte del Plan nacional de la lectura por medio del proyecto Diálogos en movimiento, la verdad es que tenía varios errores producto de la fusión de mi poca experiencia y mi exceso de entusiasmo.
Esto hizo que comenzara a pensar en publicar algo propio y nuevo, aplicando las cosas que había aprendido en esos cuatro años trabajando para otras personas.
Hay dos factores que, a juicio mío, dieron origen a la obra; el primero es que durante 2022 participé de unas muy entretenidas mesas de Dungeons and Dragons. El segundo es que conocí a mi amigo Silas, profesor de Música y colega del trabajo, con el que solíamos perder el tiempo compartir ideas y bromas durante los tiempos muertos en la sala de profesores.
En algún momento invité a Silas a jugar D&D a la mesa que estaba en curso, lo que significó que nos enfrascásemos en un entretenido proceso de creación de personajes, en el cual comenzaría a esbozar los primeros bosquejos de los protagonistas de CLASSLESS, Lucas y Bernardo.
Si me preguntan ahora, siento que lo que quería era capturar el momentum de una sesión de D&D. Ese constante devenir de escenas y situaciones imprevistas, producto de factores tan impredecibles como el resultado de las tiradas de dados y las intenciones de los propios jugadores.
En segunda instancia, me encontraba en la recta final de un posgrado en educación, proceso que me puso a pensar que había pasado la última década casi completa estudiando en la universidad. Este pensamiento, a su vez, me haría reflexionar sobre las expectativas académicas originales y lo que me encontraba haciendo a 10 años de haber terminado el liceo.
Aunque no suelo mencionarlo mucho, cuando entré a la universidad lo hice para estudiar Derecho, carrera que seguí por dos años antes de estudiar Artes visuales.
En mi experiencia, el estudiar Derecho obedecía a una decisión de carácter exclusivamente económico. No me interesaban las leyes más que como un vehículo que me llevaría hacia la realización personal por medio de la solvencia económica; un auto de raza, un perro de marca, una casa con antejardín, etc.
En contraste, estudiar Artes Visuales significaría una decisión motivada por la pura vocación, sabiendo a ciencia cierta que sería un contrato a perpetuidad con un estilo de vida más austero del que habría podido tener como abogado, pero que me motivaba mucho más a nivel intelectual.
Sentí que era una decisión mucho más honesta conmigo mismo y el conocimiento que realmente me interesaba adquirir. Esta experiencia me hizo reflexionar sobre la educación, lo que realmente perseguimos cuando estudiamos una carrera y, en consecuencia, sobre la vocación y lo que buscamos satisfacer por medio de la formación académica.
En cierto modo, los protagonistas de CLASSLESS, Lucas y Bernardo, representan este conflicto que vengo describiendo, o dicho de otro modo, las dos partes de mí que se encontraban en conflicto en ese momento. Por lo mismo, a Bernardo el artista no le cuesta demasiado trabajo convencer a Lucas de Saltar al vacío (literal y figurativamente) rumbo a la aventura. A su vez Lucas, centrado y pragmático, suele ser el que cuestiona las situaciones surrealistas a las que su amigo lo arrastra, desde una perspectiva realista y concreta.
Esta reflexión se vería alimentada por una cita de Alan Moore en su documental biográfico, que había visto durante mi adolescencia y no adquiriría su verdadera fuerza, sino, hasta que ya fui un poco más grande y logré comprender a qué se refería:
"Dejar mi trabajo y comenzar mi vida como escritor fue un gran riesgo, fue como saltar de una colina o disparar en la oscuridad. Pero cualquier cosa de valor en nuestras vidas, ya sea una carrera, una obra de arte, una relación, comenzará siempre con un salto así. Y para estar capacitado para darlo, tienes que dejar de lado el miedo a caer y el deseo de tener éxito. Tienes que hacer estas cosas puras, sin miedos, sin deseo. Porque las cosas que hacemos sin lujuria ni ambición, son las más puras acciones, que nunca vayamos a hacer."
Moore inspira también al profesor Moora, que se lee como "Mura" ya que ese era el apellido de un profesor mío al que le guardo mucho cariño y que, a diferencia del personaje, es un gran profesor (que además, por estas sincronías mágicas de la vida, también se parecía mucho físicamente al propio Moore).
Por otro lado, sería particularmente significativa la película 3 Idiots de Rajkumar Hirani, obra que gira en torno a un grupo de estudiantes de ingeniería, la competitividad de su área de estudio, las expectativas impuestas por los mayores y lo que ellos realmente quieren hacer de sus vidas. Me inspiré un poco en el protagonista, interpretado por Aamir Khan, para el personaje de Bernardo el Bardo, en su actitud positiva ante la vida, que no se desanima por el fracaso académico y que, en cambio, es capaz de entender que lo que lo motiva no es el éxito, sino el genuino interés por su disciplina.
Por eso "¿Es el poder algo con lo que uno nace o ha de forjarse a pulso?" es una pregunta que se repite al principio y al final del primer y el último capítulo de CLASSLESS y aunque escrita en el código de una invitación a la aventura, en realidad habla sobre la vocación. Lucas es un personaje que nada más nacer presenta un enorme potencial, manifiestado en la forma de su pelo, el cual emula el estilo que suelen tener los personajes del manga Shonen, usualmente talentosos y heroicos. Sin embargo, en la práctica falla una y otra vez en cada cosa que intenta, lo que con el paso de los años termina amargando a su padre, quien depositó en él una serie de expectativas que Lucas no es capaz de satisfacer, haciendo que éste lo vea como una decepción.
Tenía por ende definido el setting y el tema que quería tratar, lo que necesitaba era decidir cómo comunicaría lo uno con lo otro dentro de un mundo que fuese coherente. Aquí, nuevamente, opté por tomar inspiración de los tropos del rol y el manga; el mundo giraría en torno a las clases, que básicamente son profesiones, donde nuestro protagonista sería un outcast al carecer de una.
La aventura, entonces ya no es la búsqueda del tesoro, o no en términos convencionales, al menos. Lucas sería una anomalía, un niño sobreestimado primero y desechado después por el sistema educativo; un Classless.
Y pienso conocer algo del tema como para sostener ese statement, el sistema educativo sobreestima y desecha personas constantemente; sea por condescendencia o por ineficacia. No digo que no se intente dar lugar, digo que lo que se hace no es suficiente, se encuentra desactualizado, se implementa mal y termina perjudicando a los y las estudiantes. Finalmente el sistema está construido en torno y en función a sí mismo, más porque la educación es una actividad económica que se sostiene sobre sí misma que por un genuino interés de enseñar.
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Personalmente me gusta que mis obras tengan nombres de una sola palabra. Es una constante que he intentado mantener desde el primer trabajo que realicé (Nahual, Helio, Videoclub, Slasher, Classless). En primer lugar, porque pienso que son más fáciles de recordar y de compartir, en segundo lugar, porque me gusta pensar que los títulos de una sola palabra operan como una especie de palabra mágica, algo así como Shazam! o Kimota!, una sola palabra, que es usada para evocar el poder de un conjuro.
En el caso de Classless, la idea es que además operara como sustantivo, es la palabra mágica, pero también es el peso que el personaje carga consigo. Una maldición, la etiqueta que lo distingue y lo marca, aquello que quiere dejar atrás y el motivo por el cual emprende el viaje. Contra más niveles de lectura, más fuerte el conjuro de la palabra, supuse.
El tema de los sustantivos es algo muy propio del juego de rol, también. De ahí tomé la idea de que una característica del mundo de Classless sería el prejuicio como motor de conflicto entre las distintas razas y las clases. Tu clase (o ausencia de ésta) te da un determinado estatus y te define (del mismo modo que lo hace tu profesión, tu nacionalidad o tu apellido en nuestro mundo). Hay clases de primera y segunda categoría, de la misma forma que las razas se miran en menos entre unas y otras por distintos motivos. Tanto el profesor Moora como el padre de Lucas miran en menos al gremio de los Bardos, pero Bernardo reprobó su prueba de clase y fue expulsado de éste, por lo que no puede ser tan sencillo convertirse en uno. El padre de Lucas tiene el prejuicio de que éste será exitoso sólo por cómo se ve al nacer, etc.
Pienso que lo importante a la hora de definir un mundo, por ficticio y ridículo que este pueda ser, es que tiene que tener la suficiente cohesión interna para hacerlo, no creíble, pero funcional dentro de las propias reglas que éste establece. Es esa misma búsqueda de cohesión la que me llevaría a desarrollar las diferentes razas, sus características generales y cómo se relacionan entre ellas.
Ahora bien, algo que me gusta de las ficciones que considero bien escritas es cuando éstas tienen su asidero en algún aspecto o dimensión de la realidad. Por inverosímil y fantástico que sea el mundo presentado, le agrega una capa extra de riqueza. En ese sentido, por ejemplo, cuando quise que los Goblins fuesen una raza oprimida y dispuesta a crear una revolución, se me ocurrió que al mismo tiempo tuviesen ideales ilustrados, en contraste a la estupidez e ignorancia de la mayoría de las otras razas del mundo. De este modo, encontraría un paralelo en la revolución francesa que era guiada por los ideales de la ilustración. Por ello los nombres de los Goblins principales son una referencia directamente a los líderes de dicho proceso.
Y es ese mismo contraste, en el fondo, el que se repite una y otra vez. Los Goblins, usualmente retratados como descerebradas alimañas caóticas, son en cambio oprimidas, cultas y educadas alimañas caóticas. El protagonista de los pelos parados es un inútil e ignorante cobarde y así. Hay algo en los contrastes y la subversión de las expectativas que, a mi juicio personal, le agrega valor a una obra como ésta. Por ahí una vez me dijeron que es el mejor código en el que funciona el humor, cuando es capaz de subvertir la expectativa que viene construyendo.
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El primer volumen de CLASSLESS será presentado en la Furia del Libro 2025, Estación Mapocho, Santiago, el sábado 31 de Mayo a las 14:00hrs.
Puedes adquirir el tomo con un descuento especial de pre venta a través de la página de ArcanoIV.
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